Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba

jueves, 1 de diciembre de 2011

Esta crisis tan ¿necesaria?


 Creemos que necesitamos salir de esta crisis a cualquier precio. Intentamos salvar un sistema  que nos deshumaniza, nos vuelve autómatas, desquisiados, paranoicos, nos quita horas de cuidado de nuestros hijos para que podamos producir, ¿para quien? no para nosotros, aunque no sea tan evidente.

Galeano siempre tiene razón, en su libro "Las venas abiertas de América Latina", publicado en 1971, nos avisaba: "(...) el sistema es tan irracional (...) que cuanto más se desarrolla más agudiza sus desequilibrios y sus tensiones, sus contradicciones ardientes. Hasta la industrialización, dependiente y tardía, que cómodamente coexiste con el latifundio y las estructuras de la desigualdad, contribuye a sembrar la desocupación en vez de ayudar a resolverla.
Se extiende la pobreza y se concentra la riqueza en esta región que cuenta con inmensas legiones de brazos caídos que se multiplican sin descanso. Nuevas fábricas se instalan en los polos privilegiados de desarrollo (...) pero menos mano de obra se necesita cada vez. El sistema no ha previsto esta pequeña molestia: lo que sobra es gente. Y la gente se reproduce. Se hace el amor con entusiasmo y sin precauciones. Cada vez queda más gente a la vera del camino, sin trabajo en el campo, donde el latifundio reina con sus gigantescos eriales, y sin trabajo en la ciudad, donde reinan las máquinas: el sistema vomita hombres. Las misiones (...) esterilizan masivamente mujeres y siembran píldoras, diafragmas, espirales, preservativos y almanaques marcados, pero cosechan niños; porfiadamente, los niños (...) continúan naciendo, reivindicando su derecho natural a obtener un sitio bajo el sol en estas tierras espléndidas que podrían brindar a todos lo que a casi todos niegan."

¿Y si dejamos que la crisis siga su curso natural?, ¿y si el resultado no es el fin del mundo, y por el contrario volvemos a nuestras raicez? a producir lo que necesitamos y no a consumir lo que se produce.  ¿Y si volvemos a hacer falta?

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