Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba

martes, 22 de junio de 2010

Se lo debía a mi madre!

Esta entrada era para el día de las madres, pero no estaba en España...hay que decir que estaba junto a ella, mi mamá, celebrándolo, y donde mejor!! pero le debía este texto que encontré en una revista muy antigua, y quería dejarlo aquí para ella.

MADRE MÍA!!
Todas las rosas del mundo no serían suficiente ofrenda a la dulce madre nuestra que nos acuna en sus brazos desde nuestras primeras noches de insomnio, que nos da de su propio calor, que nos ama sobre todas las cosas, que es para nosotros fiel compañera, que sabe del dulce bálsamo de la cura cuando estamos enfermos, que nos sirve con humildad, que nos da alegría cuando estamos tristes, que hasta el fin de la vida, tanto en los buenos como en los malos momentos, nos acoge, nos ampara con infinito cariño.
Esa madre nuestra que no se avergüenza de acudir a las rejas de una cárcel a consolarnos, prestarnos su propio espíritu, esa, ¡Esa es nuestra madre! La que no teme a un contagio mortal y corre a la sala de un infesto hospital y besa nuestra frente y ofrece su sangre, ¡Esa es nuestra madre! La que se humilla y pide perdón y gracias y favores a costa del sacrificio de su propia dignidad ¡Esa es nuestra madre! la que se quita el pan de su boca para calmarnos el hambre...esa madre nuestra que bendice el dolor si el dolor es para ella, que en su mirada de amor siempre parece implorar nuestro perdón por habernos traído a este valle de lágrimas.


Madre nuestra que siempre tienes lágrimas que derramar a los pies de Cristo y oraciones que rezar para implorar nuestro perdón. Abogada dulcísima ante la justicia de Dios.
¡Bendito corazón el de la madre donde jamás se agota el caudal de ternura y amor, y benditos sus ojos que saben implorar y benditos sus labios que saben pedir y benditas sus manos que saben de caricias y bendiciones! ¡Toda tú eres bendita! 


Madre que desde los primeros albores de la humanidad has simbolizado el amor, la grandeza, la humildad y la ternura. Tú, mujer, que eres purificada por la gracia de la maternidad, que floreces al tener un hijo, que te redimes de culpa y pecados con el dolor del alumbramiento, tú serás por los siglos de los siglos un símbolo.


Bendigo las rosas que Dios creó y la belleza que puso en ellas para ofrendártelas en este día, y para aquella madre que ya no veremos más, rosas blancas en mi pecho, que es la tumba donde tú yaces, mi corazón.





TE QUIERO MAMI!!!

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